Packaging biodegradable o compostable en plástico

Packaging Biodegradable o compostable en plástico

Parece que poco a poco vamos siendo más conscientes de la realidad: el modelo de consumo que venimos utilizando dejó de ser viable hace tiempo. La gestión de los residuos que generamos es cada vez más difícil y una de las causas que lo hace de tal forma es la utilización de materiales no reciclables o altamente contaminantes. Y como personaje principal de la historia tenemos, como podréis imaginar, al plástico.

Tanto en la Unión Europea como a nivel global, se han desarrollado iniciativas y estrategias que promueven la investigación de nuevos materiales a partir de compuestos naturales para asegurar que en 2030 la utilización del plástico tal y como lo conocíamos se sustituya por reciclables.

En el mundo del packaging, la fabricación en plástico ha estado siempre a la orden del día. Y, aunque se ha abusado de él, por suerte ya tenemos al alcance distintas alternativas que ayudan a cuidar del planeta. Hoy queremos explicaros qué hace que tu packaging sea biodegradable o compostable y cuáles son las alternativas.

¿Qué es el packaging biodegradable o compostable?

Un material compostable es aquel que puede terminar convertido en compost, es decir, abono por la acción de organismos. Para que lo podamos considerar así, el material debe descomponerse biológicamente en un periodo muy corto de tiempo (unos 6 meses) al 90%. El proceso de degradación que sufre, además, no deja residuos visibles ni tóxicos, sino que producirá CO2, agua, compuestos inorgánicos y biomasa.

Pero si solo podemos decir que el material es biodegradable, nos referiremos a que su fabricación ha sido a partir de materias primas orgánicas como la celulosa o las legumbres y que se descomponen al ser desechados como residuos pero en un periodo de tiempo más largo. Pueden tardar años en descomponerse después de haber entrado en contacto con el medio ambiente.

En definitiva, un compostable siempre será reciclable pero no siempre ocurre a la inversa.

Y si no debo utilizar plástico, ¿qué utilizo?

Como alternativas a los plásticos comunes, tenemos, por ejemplo:

  • Bioplásticos: procedentes de plantas como el maíz o el girasol. Entre ellos, está el PLA o plástico basado en almidón.
  • Bagasse: fabricado mediante el procesamiento del azúcar de caña, lo cual hace que se cree una sustancia maleable que facilite el moldeado para envases.
  • Plástico (y papel) de piedra: sí, sí, de piedra, como te quedas. Se consigue gracias al carbonato de calcio y genera menor huella que el papel.

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Son muchos los investigadores que no cesan en su empeño por conseguir materiales más responsables ecológicamente hablando. Uno de los últimos avances ha sido el plástico creado a partir de hueso de aceituna (ojo, de aceituna) que ha desarollado Reolivar en España. ¡Fantástico!

Y, aunque ya son más que conocidos por todos, ya sabes: también puedes acudir al cartón o al vidrio. Pero no te olvides de que, si te decantas por la utilización de materiales compostables, biodegradables, reciclables, es importante que también cuides el tipo de tintas que vayas a utilizar si vas a personalizar tu packaging. Además, a veces el tipo de pieza en cartón podría requerir de un plastificado para el acabado del packaging. Evítalo si es posible o aplica uno que no deje huella. ¡Habríamos conseguido poco si partimos de soporte ecológico pero lo forramos de un plástico que no lo es!

Como ves, las soluciones están preparadas para procurar un cambio y es importantísimo seguir en la línea de este movimiento creciente. Así que ya sabes, pásate con nosotros al lado de la sostenibilidad y produce con cabeza: combina el diseño de tu packaging con responsabilidad medioambiental.