Técnicas de Marcaje textil: ¿cuál es la mejor?

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A la hora de personalizar prendas de ropa, tenemos a nuestra disposición un amplio abanico de técnicas de marcaje textil para elegir. Las más populares son la serigrafía, la estampación en transfer y el bordado, que presentan sus ventajas y sus inconvenientes y cuya elección dependerá de cuál se ajuste mejor a nuestras necesidades.

Para poder decidir qué técnica es la más adecuada, tendremos que tomar en consideración varios aspectos: la cantidad de prendas a realizar, el tipo de prenda, la cantidad de colores del diseño y también su tamaño. En función de estos elementos, podremos determinarlo. ¿Cómo? Aquí te detallamos cada una para que sea más sencillo elegir. ¡Esperamos que te sea de ayuda!

Técnicas de marcaje textil

Serigrafía

Por lo general, la serigrafía te sonará por el marcaje de camisetas, pero también puede usarse para bolsos, tazas, mochilas o paraguas, y tantas otras piezas que quizá no te imagines. Es uno de los métodos de impresión textil más antiguos y más usados en la actualidad.

Esta técnica de marcaje consiste en plasmar el diseño haciendo pasar las distintas tintas hasta la tela a través de unas planchas. Por cada color que queramos plasmar, tendremos una plancha o pantalla que se deberá imprimir en un fotolito. En cuanto al material textil, es recomendable emplear telas naturales, como el algodón, ya que absorben muy bien el líquido de la tinta que se aplica directamente.

Gracias a la serigrafía, es posible conseguir una mayor durabilidad y un buen acabado ideal para realizar grandes cantidades de impresiones de prendas en poco tiempo a un precio más económico. A partir de pocas unidades a una tinta de impresión podemos empezar a plantearnos esta técnica. El incremento de colores supondrá también un incremento en el presupuesto y esto podría hacernos pensar que, para esas variables, lo suyo sería ir a digital. Sin embargo, debemos tener en cuenta que probablemente solo salga más rentable así si se trata de menos de 50 unidades aprox. Para cantidades grandes (ej.: 200 unidades), la serigrafía ya sale económica, aunque apliquemos más de 1 tinta frente a la impresión digital o el bordado.

La serigrafía es una técnica que puede realizarse de manera muy artesanal llegando a constituir todo un arte. De hecho, es fácil que ya hayas visto algún vídeo de serigrafías caseras o talleres de DIY enfocados en ello.

Sin embargo, para producciones más grandes, lo normal es que se realice en cadena. Como curiosidad, a las máquinas de serigrafía que se dedican a imprimir las llamamos “pulpos”. Mirad una de ellas y entenderéis por qué, con tantos brazos: 

Bordado

El bordado consiste en decorar el tejido con hilos reproduciendo una imagen en la tela, destacando por sus matices, que lo hacen detallista y delicado. Muy resistente, ideal para transmitir una imagen de mucha calidad al cliente y totalmente atemporal.

Es una técnica que lleva utilizándose muchos siglos pero que ha experimentado una importante evolución desde la elaboración eminentemente artesanal a la automatización de hoy en día, lo que reduce considerablemente los plazos sin perjudicar en ningún momento a la calidad. Con lo cual, es ideal cuando los principales objetivos son la durabilidad y la calidad, y cuando queremos que la imagen destaque.

Si nos decantamos por esta técnica, tendremos que calcular bien el tamaño del bordado, puesto que, aunque parece tener solamente ventajas, el precio puede subir considerablemente si nuestro diseño es demasiado grande. Aquí se miden con mucho detalle las puntadas que debe realizar la máquina de bordado y el tiempo que emplea en completar el diseño final.

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Estampación por transfer

Encontramos distintos tipos:

  • Transfer serigráfico: combina la técnica de la serigrafía con la del transfer. El proceso es muy similar al de la primera técnica mencionada, pero en este caso, lo que hacemos es imprimir sobre papel siliconado con esas tintas serigráficas (desde el monocolor hasta la cuatricomía) y luego se transfiere ese diseño a la tela mediante calor. Como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Debemos tener en cuenta que da resultados bastante duraderos y colores muy brillantes (mayor contraste que en la serigrafía). Respecto al acabado, suele ser impecable puesto que transferimos la tinta impresa sobre el papel a la tela sin necesidad de hacer recortes como ocurre con el digital o el vinílico.
  • Transfer digital: se basa en la impresión digital de una imagen en papel térmico o en vinilo directamente. Es lo más parecido a la impresión gráfica de, por ejemplo, un folleto. Se consigue un detalle alto en cuanto a la definición y los tonos de color (no obstante, siempre dependerá de la máquina de impresión utilizada, que también puede dar diferentes calidades). Es más económico frente a la serigrafía si hablamos de tiradas cortas ya que ahorra en gastos fijos según los procesos, pero para otros casos, puede no resultar así. Además, hay que tener en cuenta que la durabilidad es menor y con los lavados iremos viendo el desgaste.
  • Transfer por vinilo de corte: funciona igual que el anterior, pero en este caso no imprimimos necesariamente el vinilo. Hay una gran gama de colores en vinilo de corte sobre los que podemos trabajar y troquelar nuestros diseños para fundir mediante calor con la tela. Incluso tendríamos disponibles vinilos con texturas (imitación de piel, fibras, efectos de terciopelo…).

Sublimación

Vamos a ir enumerando una serie de características y verás que según avances por la lista todo es bueno. Todo salvo la condición indispensable para poder elegir esta técnica: el material textil que utilices debe ser de alto contenido en poliéster y nunca de color oscuro. ¡Esto no iba a ser jauja!

La impresión en sublimación se consigue haciendo que las tintas pasen de un estado sólido a uno gaseoso sin pasar por el líquido. Por algo lo del nombre… Se hace pasar la tinta desde el papel hasta la tela mediante la aplicación de mucho calor, de modo que el gas conseguido penetra en la superficie y queda estampado de forma muy ligera. ¿Y qué conseguimos con ello?

Para empezar, al transferir así los colores, el resultado es que al tacto no se puede apreciar. El peso es igualmente inapreciable y hace que la prenda se mantenga transpirable.

Se suele utilizar poliéster blanco para que el diseño a todo color consiga todo el contraste deseado. El diseño lo puedes imaginar sin límites de tintas ni nada parecido. Permite reproducir con detalle de tipo fotográfico.

También ofrece procesos rápidos de producción y buenos precios para pedidos pequeños.

Lo único, eso: no cualquier prenda es válida según la composición del tejido. Pero si es poliéster lo que tenías pensado, quizá este sea tu acierto. ¡Y te durará muchísimo tiempo!

Impresión digital

Aquí no hablamos ni de fotolitos ni de filmación ni de vinilos. Es una de las técnicas más modernas y con ella se ha conseguido llevar a cabo la personalización de prendas textiles de manera rápida con resultados de alta calidad. La durabilidad es alta, la definición bastante precisa. Nos permite plasmar diseños a todo color con detalle fotográfico en prendas de composición 100% algodón. La máquina impresora realiza el trabajo directamente sobre la prenda pero los procesos son muy diferentes a los de la serigrafía: la parte artesanal se sustituye por lo digital a través del ordenador y la tecnología, y tanto los pasos de preparación como de secado se ven notablemente reducidos.

Cabe destacar que es una técnica apropiada para tiradas pequeñas. Esto no quiere decir que no puedan hacerse pedidos grandes, pero el presupuesto se verá repercutido. Si lo que quieres es customizar unas prendas concretas para una acción puntual y tu pedido es de, por ejemplo, 8 camisetas, esta técnica se ajustará bastante bien a lo que necesitas. Con ella puedes plantearte incluso hacer 1 sola unidad a un precio más que asumible.